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HÉCTOR, CONFÍA
Antonio de Benito


En el colegio de Héctor han colocado un rocódromo.
- ¿Qué es un rocódromo, Tricedora? –pregunta Héctor a su amiga dinosauria.
- Es una pared por la que se puede escalar.


- ¿Tú has escalado alguna vez?
- No –responde Tricedora–, solo he subido al Monte Cantabria con mi abuela.
Héctor se queda pensando si sería capaz de subir por aquella altísima pared.


Charo, la profesora de la clase de los elefantes, propone a sus alumnas y alumnos subir por el rocódromo.
- Vamos, os haré una demostración. Podemos ayudarnos con cuerdas, arneses que nos sujetan, y agarrarnos a los salientes de la pared. ¡Será muy divertido!



- ¡Pero nosotros somos muy pequeños para subir esa pared tan alta!
- dijo Héctor en voz alta.
- Solo necesitáis la palabra mágica que os ayudará:
CONFIAR.



Una niña con tres pecas y dos coletas quiso ser la primera en subir.
- ¡Yo también quiero! –exclamó Tricedora.
- Y yo, y yo, y yo…
- Y yo… yo… yo no me atrevo –dijo Héctor algo asustado.

Nada más salir del colegio, los dos dinos se reunieron en el parque.
Vieron a Aquiles, el paseante de perros, y le contaron lo del rocódromo.
- Necesitamos confiar, Aquiles –dijo Héctor.
- Eso nos ha dicho Charo –intervino Tricedora.


- Sí, vuestra profesora tiene mucha razón. También necesitaréis cuerdas, arneses, guantes y un casco para proteger la cabeza.
Aquiles les sonrió y continuó paseando a los ocho perros que llevaba.


La mamá de Tricedora acompañó a los dos dinos a la tienda de deportes del barrio.
El señor Olsen les atendió amablemente, como siempre.
Después de comprar todo el material de escalada, Héctor le dijo:


- También desearíamos comprar un poco de confianza.
El comerciante señor Olsen movió la cabeza y habló:
- Eso no se compra, se da. Las cuerdas y el resto de material son siete euros y cuarenta céntimos.
- Gracias, señor Olsen –se despidieron todos.

Tricedora se encuentra en casa, ya dispuesta para cenar.
- Esta noche tomaremos verduritas fritas, pasta de perejil y helado de menta con limón.
- Mamá, también me gustaría tomar un poco de
confianza a la plancha.

- La confianza no se come, Tricedora –dijo su mamá un poco sorprendida.
Aquella noche, Tricedora estuvo buscando en la dinopedia virtual los diferentes significados de
confiar, confianza, confiable

A la mañana siguiente, en el colegio, Héctor sigue observando en silencio el rocódromo. Es el único dinosaurio de Infantil que aún no ha subido.
Tricedora le anima:
- Héctor, ten
confianza. Charo lleva razón. ¡Vamos, inténtalo!

Héctor le dijo a su profesora que quería ir al rocódromo para intentar subir.
- Muy bien, Héctor, creo que ya tienes suficiente
confianza.
Para que tengas más… mira lo que hemos preparado.
Le mostró una pancarta en la que se podía leer:

La clase comenzó a animar dando palmadas y cantando la canción de Héctor, confía, que había escrito la profesora.
Héctor se colocó el casco, se ajustó el arnés y guiñó un ojo a Tricedora.
Gracias por darme
confianza, yo también confío en todos vosotros.




Charo lanzó un último grito: