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Cuentos cortos, pero grandes 01






CUENTOS CORTOS, PERO GRANDES. 1







EL RUISEÑOR



Un día, un príncipe chino oyó cantar a un ruiseñor.
Maravillado por la belleza de su canto, decretó que era un pájaro real que debía estar en palacio. Ordenó su captura.



Cuando le trajeron el pájaro, lo encerró en una magnífica jaula de oro. Le hizo servir los manjares más exquisitos y convocó a los mejores músicos del imperio para que le hicieran compañía.


Sin embargo, por más que fue rodeado de mil atenciones, el ruiseñor dejó de cantar, se desmejoró y murió en una semana.


EL PRECIO MÁS ALTO




El amo de la joyería estaba tras el mostrador mirando distraídamente la calle. La puerta se abrió y entró en la tienda una niñita que se acercó y apretó su cara contra el vidrio de la vitrina donde estaban expuestas diversas joyas y collares. Sus ojos brillaron al ver un determinado objeto.



- ¿Me puede enseñar el collar azul, por favor?, le preguntó al joyero.
- ¿El collar de turquesas?, dijo éste.
- Sí, señor, ese mismo. Es para mi hermana. ¿Me podría hacer un paquete bien bonito?

- ¿Cuánto dinero tienes, niña?, le preguntó el hombre.
Sin dudarlo, ella sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Colocó el contenido de monedas encima del mostrador y dijo feliz:
- ¿Verdad que es bastante? Son todos mis ahorros. Quiero hacer un regalo muy especial a mi hermana porque desde que mi madre murió ella cuida de mí y de mis hermanos y nunca se queja. Este collar tiene el color de sus ojos.


El joyero cogió el collar delicadamente, lo puso en una cajita y lo envolvió con gusto haciendo un hermoso lazo para acabar su paquete.

- Toma niña. Llévalo con cuidado y que tu hermana sea muy feliz.



La niña se fue contenta, saltando calle abajo. Aún no había acabado el día cuando una linda jovencita de cabellos rubios y unos bonitos ojos azules, entró en la tienda. Colocó sobre el mostrador la caja con el collar de turquesas y preguntó:
- ¿Este collar fue comprado aquí?
- Sí, señorita.
- ¿Me puede decir cuánto costó?


- Ah, señorita, repuso el joyero, el precio de cualquier producto de mi tienda es un tema confidencial entre vendedor y cliente.
- Pero señor, continuó la joven, mi hermana no tenía dinero para comprar este collar. Porque este collar es verdadero ¿verdad?
El hombre tomó el estuche y lo envolvió de nuevo, con sumo cuidado, devolviéndolo a la joven.



- Señorita, dijo el joyero, su hermanita pagó por el collar el precio más alto que cualquier persona puede pagar: dio todo lo que tenía.
El silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la cara emocionada de la joven, a la vez que una sonrisa iluminaba su rostro. Dando las gracias, sus manos tomaron el paquete con el collar por el que su hermana había dado todo lo que tenía.


ESFUERZO RECOMPENSADO




Un hombre decidió cavar un pozo en un terreno que poseía. Eligió un lugar y profundizó hasta los cinco metros, pero no encontró agua.


Pensando que aquel no era el sitio idóneo, buscó otro lugar y se esforzó más, llegando hasta los siete metros, pero tampoco esta vez halló agua. Decidió probar una tercera ocasión, en distinto lugar, y cavar aún mucho más, pero cuando llegó a los diez metros, concluyó que en su terreno no había agua, y que lo mejor era venderlo.


Un día fue a visitar al hombre al cual había vendido el terreno, y se encontró con un hermoso pozo.
- Amigo, mucho has tenido que cavar para encontrar agua. Recuerdo que yo piqué más de veinte metros, y no encontré ni rastro, dijo el recién llegado.




- Te equivocas, contestó el aludido. La verdad es que yo sólo cavé doce metros, pero a diferencia de ti, siempre lo hice en el mismo sitio.


Actividades:
Javier Martín Betanzos
Textos: Los textos pertenecen al sitio http://cuentosqueyocuento.blogspot.com.es
Imágenes:
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Revisión: Alfredo Rodrigálvarez Rebollo